Uno de los accesorios fundamentales para el fotógrafo es un buen trípode. En esta ocasión vamos a ver el SUNWAYFOTO T3240CK, de fibra de carbono, con cuatro secciones en las patas, capaz de aguantar 15 Kg de peso, con un 1,40 m de altura máxima y un peso de 1,5 kg. Y ante todo, una relación calidad/precio única para los que quieren llevar en su mochila lo mejor posible sin tener que quedarse en casa.
El trípode es el gran incomprendido de la fotografía. Existen profesionales y aficionados que lo repudian y no lo llevan nunca, y luego estamos los que tenemos varios y los sacamos según las necesidades y el tipo de viaje que vayamos a hacer. En estos años el mercado ha cambiado mucho, y el Sunwayfoto T3240CK cumple con creces todo lo que necesita un fotógrafo de hoy en día.
Ya no son necesarios aquellos antiguos trípodes que pesaban tanto, tan difíciles de manejar y de mantener. Más que nada porque las cámaras son más pequeñas. Esas viejas glorias los podemos dejar en casa cuando queramos hacer fotografía de estudio. Para salir al campo o a la ciudad, para hacer arquitectura, con uno que sea ligero, pequeño y robusto, nos sobra y nos basta. Y el que vamos a analizar es perfecto en todos los sentidos. Tanto, que se puede convertir en nuestro único trípode.
SUNWAYFOTO T3240CK, características de un trípode viajero
La mejor forma de conocerlo es atendiendo a sus características. Estamos ante un trípode de fibra de carbono con un peso de 1,5 kg, capaz de soportar equipos de hasta 15 kg. En posición plegada apenas llega a los 51 cm. Y, con las patas extendidas de cuatro secciones, eleva la cámara hasta los 140 cm.
Lo he estado utilizando en los jardines de La Granja de San Ildefonso, en la misma ciudad y en la Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia. Lo he cargado en la mochila, ha viajado en coche y en tren. Y no ha sido un lastre, desde luego. Más bien, un compañero inseparable.
SUNWAYFOTO es una marca china con los mismos estándares de calidad que una empresa europea. Cuenta con su propio equipo de I+D, ingeniería y mecánica. Y si todos sus productos son como el SUNWAYFOTO T3240CK, pronto conquistará a muchos fotógrafos. Por ejemplo, este trípode tiene 6 años de garantía.
Viene con una funda, que no es impermeable, muy cómoda de llevar, pues la correa te permite llevarlo cruzado y tiene espacio suficiente para llevarlo con la rótula puesta. En la misma bolsa puedes llevar las puntas para terrenos blandos y las llaves allen para apretar algún tornillo en caso necesario.
Una característica importante es que no tiene columna central, como indica la serie Knight a la que pertenece. Algunos lo verán como un problema, pero tiene varias ventajas. La estabilidad es máxima y el peso se reduce considerablemente. Además, pocas veces es necesario subir la cámara hasta nuestros ojos para lograr un buen encuadre.
Las patas tienen cuatro secciones de 32/28/25/22 mm muy agradables para sujetar precisamente por su diámetro. Además, mediante un sistema de bloqueo (solo hay que sacar la sección plateada al lado de la base), se pueden abrir a 23º, 55º y 85º. Esto es algo común en la mayoría de los trípodes.
Por estos ángulos, y la falta de columna central, podemos colocarlo a 0,08 m del suelo, perfecto para la fotografía macro en el campo. Sin necesidad de invertir la columna ni nada parecido y complicado en medio de la naturaleza.
Lo que ganamos es más ligereza en el transporte y sobre todo, una mayor estabilidad, pues la cámara siempre está alejada de vibraciones al estar la rótula siempre apoyada en la araña, la zona de la que parten las patas.
Pequeños detalles de diseño inteligente
Lo más llamativo del diseño de este trípode SUNWAYFOTO T3240CK son sus cierres de sección. Con solo un cuarto de giro las patas quedan totalmente libres (o cerradas) y se pueden desplegar o recoger sin apenas esfuerzo. El gran tamaño de cada una de ellas, 4 cm, permite manipularlas sin esfuerzo. Y tienen una marca naranja que indica que hemos llegado al tope.
Pero lo mejor es que son estancas al agua y al polvo, lo que aumenta la longevidad de nuestra compra. Ojo, esto no quiere decir que lo podamos tratar de cualquier manera, pero no es necesario limpiarlo tras una jornada de uso, como ocurre con muchas otras marcas que se llenan enseguida de agua y polvo.
Las uniones internas entre las secciones no son de plástico, ni de fibra de carbono, sino metálicas para evitar el desgaste. Y además, son otro punto donde se ha vigilado la estabilidad al máximo. Con este sistema ya no echo de menos las palancas que siempre me han parecido más rápidas y precisas.
Eso sí, es una pena que las patas no estén forradas con algún material aislante porque en épocas de frío es un poco ‘duro’ transportar con las manos el trípode. Hay que destacar que durante las largas jornadas de uso no he sentido en ningún momento la necesidad de apretar algún tornillo. Las patas no se abren por inercia. El sistema de conexión de las patas con la base es simplemente perfecto.
Para terminar encontramos, alrededor de la base donde colocaremos la rótula, tres entradas con rosca de 1/4 y otras tres de 1/4 en las cabezas de los tornillos que sostienen las patas. Así podemos poner todo tipo de accesorios con seguridad.
Después de usar el trípode SUNWAYFOTO T3240CK
Siempre he sido fiel a los trípodes pesados del pasado. Era joven y no me importaba cargar con ellos. Pero el paso de los años me ha hecho recapacitar. También la tecnología, pues nada tiene que ver una Canon EOS 1 con un 24-70 mm f2,8 con una Sony A7 III con un 24-70 f4. El peso ha bajado drásticamente. Y ya no es necesario llevar un soporte de 3 kg.
Es muy cómodo viajar con el SUNWAYFOTO T3240CK. Es más ligero ir sin nada, pero si quieres componer correctamente, utilizar la cámara en situaciones de poca luz o servirte de tus filtros de densidad neutra, un trípode como este es imprescindible.
Para la prueba he contado con dos rótulas de bola, la SUNWAYFOTO TH-40 y la GH-PRO II+, una joya que merece un artículo aparte, por todas las prestaciones y soluciones que ofrece. El peso sube, por supuesto, pero a cambio las cámaras no se han movido ni un ápice.
Todos somos Mr. Bean la primera vez que abrimos un trípode, lo transportamos o incluso al plegarlo. Para evitarlo, lo más sencillo es extender con las patas cerradas, hasta la altura necesaria. Luego hacer ese escaso cuarto de giro para fijarlas y abrir las patas para tener estabilidad. Este proceso es inmediato con este modelo.
Luego tenemos que colocar dos patas a los lados y una mirando en dirección al objetivo, para evitar tropezar con ellas, todo irá sobre ruedas. No es complicado trabajar con trípode, pero necesitamos seguir unas reglas para que el resultado sea el esperado.
Por supuesto, no han inventado el trípode que solucione el mayor error que se comete con ellos, que no es otro que no utilizar un disparador remoto o el autodisparador en su defecto para no tocar en el momento preciso la cámara.
No hay que tener miedo porque se mueva. Es como una roca inamovible. Si nadie lo toca, es imposible que nuestras fotografías salgan trepidadas, a pesar del viento o de los tiempos largos de exposición. Me ha recordado a los antiguos Manfrotto, sin su peso titánico. Y eso es mucho decir.
Como buen trípode, la rótula la podemos elegir a nuestro gusto y según nuestro presupuesto. Y que la base sea de goma permite que quede perfecta, sin miedo a que se desenrosque por la fricción.
En definitiva, estamos ante un trípode que ha alcanzado a los grandes fabricantes que todos conocemos. Su gran baza es el precio, mejor dicho, la relación calidad/precio. Un equipo similar de otras marcas puede costar fácilmente el doble. Es una compra muy recomendada por 329 € impuestos incluidos.
