Uno de los temas favoritos de fotógrafos aficionados y profesionales es la fotografía de paisaje, donde se pueden hacer fotos espectaculares de espacios naturales.
La fotografía de paisaje, en general, es muy gratificante y se pueden lograr fotografías espectaculares teniendo en cuenta unas pocas nociones básicas: utilizar una apertura pequeña para mayor profundidad de campo, enfocar al infinito, trabajar con ISO bajo para evitar el grano y buscar una composición interesante.
Sin embargo, la fotografía de paisaje es, en sí misma, un tipo de fotografía muy amplia. No es lo mismo fotografiar un paisaje marino, un río o una cascada donde el agua en movimiento cobra especial protagonismo, que fotografiar un bosque o un prado.
Lo mismo sucede con las temperaturas. La fotografía de paisaje en invierno requiere tener algunas características en cuenta, que el resto del año o en zonas cálidas no precisa. Sobre todo, si además, queremos fotografiar fenómenos atmosféricos como la niebla, la nieve o incluso las auroras boreales que merecen un post aparte.
Fotografía de paisaje con frío y la protección de equipos
Cuando se toman fotografías en climas fríos, especialmente con nieve, lluvia, granizo o viento lo primero que debemos hacer es llevar el equipo protegido. Recuerda que aunque solo haya niebla, la humedad es muy dañina para los equipos electrónicos y toda forma de agua (sólida o como vapor) puede ser un peligro.
La condensación es el mayor peligro. Igual que se empañan las gafas cuando pasamos de un lugar muy frío a otro más cálido, lo mismo sucede con la lente de la cámara. El cambio brusco puede hacer que la humedad se convierta en gotas de agua que estropean nuestro equipo. Así que la condensación es una de las mayores preocupaciones en la fotografía de paisaje en climas fríos. La clave es evitar que el cambio sea brusco y hacer una transición lo más suave posible.
Incluso aunque tengas una cámara réflex profesional con un sellado hermético, es aconsejable proteger la cámara. Así que incluso con el mejor equipo estos son algunos consejos que debes tener en cuenta:
- Utiliza una bolsa o mochila de fotografía impermeable, y ojo porque no todas son realmente impermeables. Asegúrate de que la mochila en la que llevas el equipo puede soportar una lluvia torrencial y es totalmente impermeable.
- Lleva sílice junto al equipo: son esas bolsitas que suelen venir con las cámaras y objetivos; y también con otros objetos nuevos. El sílice absorbe la humedad y puede salvar incluso móviles “ahogados”
- Lleva siempre tu equipo de limpieza para el objetivo por si se empaña o se moja. Seguro que normalmente prefieres limpiar el objetivo en casa tranquila y minuciosamente, pero si la lente se moja con la lluvia o se empaña necesitarás limpiarla para continuar haciendo fotografías.
- Utiliza el parasol para proteger la lente de la lluvia o la nieve
- Nunca cambies el objetivo de la cámara si estás en un ambiente húmedo. Si no te queda remedio toma máximas precauciones.
- Lleva baterías de repuesto: si el frío aumenta, la batería de las cámaras se consume más rápidamente, así que siempre lleva alguna de más por si alguna de falla antes de tiempo.
- Si hablamos de bajas temperaturas debes cuidar dos cosas: la pantalla LCD puede fallar por las bajas temperaturas, así que controla el histograma; y la lente del objetivo puede congelarse, así que intenta llevar la cámara cerca de ti y no forzarla al hacer zoom
- Evita los golpes: ten en cuenta que a partir de temperaturas de -20º C, el metal y algunos plásticos se vuelven más frágiles, por lo que si reciben un golpe fuerte pueden agrietarse o romperse mucho más fácilmente.
- Lleva dos tipos de guantes: gruesos que te permitan tener las manos calientes mientras caminas y encuentras la localización y otros debajo más finos con los que puedas tener la sensibilidad suficiente para dar a los controles y botones sin necesidad de quitarlos.
- Abrígate tú mismo: Especialmente si vas a estar parado en una localización, lleva calzado y ropa de abrigo adecuada.
Fotografía de paisaje en un clima frío: el equipo
- Trípode: te permitirá trabajar con todo tipo de velocidades de obturación. Ojo a cogerlo sin guantes a baja temperatura si es de aluminio se te puede pegar a la piel. Con la fibra de carbono no tendrás este problemilla.
- Objetivo: En general, los objetivos más adecuados para paisajes amplios y espacios abiertos son de tipo gran angular. Estos te permitirán mayor profundidad de campo para enfocar tanto las montañas lejanas como los elementos cercanos, nubes y árboles. En cualquier caso, depende de cada fotógrafo y el estilo y preferencias de cada uno. Para fotografiar detalles nevados o gotas de agua, probablemente preferirás un objetivo macro.
- ISO: Intenta mantenerlo lo más bajo posible, así evitarás el grano. A mayor ISO, peor calidad de imagen. Contar con un trípode te permitirá mantenerlo bajo.
- Velocidad: Si hay elementos en movimiento la velocidad te permitirá jugar con su apariencia. Si utilizas velocidades altas podrás “congelar” el movimiento de la cascada, la lluvia, la nieve, una persona lanzando una bola de nieve o algún animal en movimiento. Si utilizas velocidades lentas, el agua parecerá una especie de halo difuso o seda. Si está nevando, la nieve que cae desaparecerá de tu paisaje como por arte de magia.
- Diafragma: Si quieres que todo el paisaje esté enfocado, debes utilizar un diafragma más cerrado para ampliar la profundidad de campo. Si quieres destacar un elemento y desenfocar el resto, utiliza una apertura de diafragma más abierta.
- Filtro ultravioleta: Es un filtro fundamental para conseguir fotografías de alta calidad. Bloquea el paso de los rayos UV que a veces producen imágenes borrosas, reflejos y sombras azules, sobre todo en el mar, el campo o la montaña nevada. Asegura un mejor contraste y un color más brillante. También reduce los reflejos. Además, puedes dejarlo puesto todo el tiempo dando una protección extra al objetivo. Es fundamental en paisajes nevados que de por sí tienden al azul.
- Filtro polarizador: Con él conseguirás mejorar el contraste, colores más intensos y saturados y eliminar reflejos indeseados, (sobre todo en superficies de cristal). En esta ocasión lo que más te gustará de este filtro son los cielos espectaculares que captarás.
Fotografía de paisajes con niebla
La niebla es uno de los elementos más interesantes de la fotografía de paisajes en climas fríos porque puede dar mucho juego. Puede ayudar a focalizar la atención en un elemento como puede ser la figura humana, ramas, animales, etc. O puedes generar ambientes misteriosos, dramáticos o bucólicos y jugar con los volúmenes de árboles y montañas. Especialmente si la niebla se mezcla con otros elementos como los árboles y si se combina con los rayos de sol del amanecer.
La fotografía con niebla presenta dos problemas o dos aspectos técnicos que tenemos que tener en cuenta:
El contraste: Con niebla no hay mucho contraste por lo que el enfoque automático es muy probable que sea erróneo o no consigas enfocar correctamente. No te arriesgues y enfoca en modo manual. Busca un elemento que esté mejor definido (un árbol, una casa) y trata de buscar el foco para asegurar la profundidad de campo y la nitidez que requiere tu imagen.
La exposición: Igual que sucede en la playa o con la nieve, es probable que si te fías de la cámara, la fotografía quede subexpuesta. La solución es aumentar la exposición de la cámara bien de forma manual o bien empleando la compensación de exposición.
El histograma de las cámaras modernas en tiempo real, en el caso de las sin espejo, nos puede ayudar inclinando un poco el peso de la exposición a la derecha ¿Cuánto debemos sobreexponer? Depende de cada situación. Por eso, lo mejor es subir un paso y comprobar los resultados.
Fotografía de paisajes con nieve
La nieve es otro elemento de la fotografía de paisajes en climas fríos que por sus características puede dar resultados distintos a los esperados si no se tienen en cuenta una serie de cuestiones.
Lo principal que debes tener en cuenta es que la luminosidad y reflectancia de la nieve engaña a la cámara tanto en la luminosidad como en el color.
- La exposición: igual que con la niebla, es necesario sobreexponer la imagen. Normalmente con uno o dos pasos estará solucionado. Si no lo hacemos y dejamos que la cámara elija en automático, los paisajes nevados quedarán oscuros y la nieve grisácea.
- Balance de blancos: Incluso con la correcta exposición, la nieve tiende a aparecer azulada. Recuerda que a mayor temperatura de color más azul y a menos, más anaranjada queda la imagen. Así que tendrás que buscar un equilibrio intermedio. Solo si utilizas archivos .RAW podrás corregirlo sin perder calidad a posteriori.
Si quieres explorar más detalladamente las características de la fotografía de paisaje en la nieve, te lo contamos en este post.
Composición en la fotografía de paisajes en climas fríos
Una vez preparada tu cámara para el frío y las características especiales de la niebla, la lluvia y la nieve, solo queda encuadrar buscando algún elemento interesante, y componer teniendo en cuenta algunas reglas básicas como la regla de los tercios o el triángulo dorado, un color que contraste con el color dominante del paisaje, o quizá no haya un elemento que contraste y la mejor opción sea la simetría y el equilibrio entre cielo y tierra o montaña y lago.
Otra de las opciones más interesantes es generar ritmo mediante la repetición de elementos como árboles o charcos. También, componer con líneas curvas como pueden ser ríos, carreteras, caminos…
En cualquier caso, recuerda ir bien preparado de casa para poder explorar en el lugar con total tranquilidad. Déjate llevar por lo que el paisaje te ofrece a cada paso.
Si vas mal abrigado estarás incomodo y lo único en que pensarás será en volver a casa. Considéralo el punto número uno antes de coger la cámara y salir a disfrutar.