Aspecto de un softbox:

El softbox consta de unas varillas de metal, generalmente acero, que sostienen la estructura de plástico, llamada piel o skin en inglés.

La piel está forrada de tela aluminizada por dentro u otro material plateado y brillante para rebotar la luz lo máximo posible.

Para evitar cualquier escape de luz, la superficie exterior es de color negro.

La mayoría de softboxes están diseñadas para poder ensamblarse y desensamblarse fácilmente para poder ser transportadas.

Generalmente se le suele incluir una caja o mochila para transportar todo el equipo.

También un difusor de tela o papel blanco translúcido en la cara frontal, delante de la bombilla, que da el efecto de caja cerrada y difumina la luz.

Se suele sostener al foco de luz gracias a un anillo de velocidad. El foco a su vez se sostiene con una pata metálica (trípode o monópode) y se conecta a la corriente eléctrica con un cable.

Elementos opcionales

Se le puede incluir un cable sincronizador, que se conecta a otros focos para que se enciendan todos a la vez cuando se toma la foto.

Algunos ofrecen la posibilidad de montar dos difusores seguidos para difuminar la luz aún más.

Otro accesorio que consigue el mismo efecto es la rejilla difusora o panal de abeja, que se monta delante del difusor.

Otros elementos opcionales son el babero o bib en inglés, que cubre la conjunción del anillo con el foco para evitar el escape de luz por detrás.

Formato y tamaño

El formato más extendido es el cuadrado, es decir, el que tiene cuatro paredes iguales. Aun así, también existen rectangulares, hexagonales, octogonales e incluso circulares, cuando las paredes de la softbox forman un cono.

El de cuatro lados es el más utilizado debido a que tampoco es un factor relativamente influyente en el resultado final y es más fácil de montar.

Los tamaños más comunes son entre 50×50 cm hasta 100×100 cm. Las softboxes de mayor tamaño provocan un mayor ángulo de luz, al contrario que las pequeñas.


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